Desvelando la revolución musical: la atonalidad de Schoenberg y la innovación de la dodecafonía

En el intrincado tapiz de la historia de la música, hay momentos que destacan como audaces pinceladas en un lienzo. Una de estas figuras revolucionarias que se atrevió a desafiar las normas y a redefinir la expresión musical europea (según la llamada corriente vienesa, conservadora por excelencia) fue Arnold Schoenberg (1874 – 1951).

En un mundo donde la disonancia se encuentra con la armonía, la tradición choca con la innovación y la esencia misma de la música se remodela ante los «oídos» de los oyentes. La innovadora atonalidad de Schoenberg (o, Schönberg, el uso del alfabeto técnico) y la fascinante técnica de la dodecafonía conmocionaron la escena de la música clásica y produjeron reacciones que, sin exagerar, llegaron a los golpes.

En un panorama musical en el que se rompían las reglas de la tonalidad, el compositor vienés abrió el camino a una nueva era de exploración sonora. Schoenberg, un visionario adelantado a su tiempo, se embarcó en un viaje que cambiaría para siempre el curso de la historia de la música.

A medida que nos adentramos en las profundidades de sus innovadoras técnicas, desentrañamos las complejidades de la atonalidad y el sistema de doce tonos, siendo testigos del nacimiento de una revolución musical que sigue resonando en los corredores del tiempo.

En el fascinante viaje a través del genio laberíntico de Schoenberg, cada nota desafía el tejido mismo de la composición tradicional, empujando los límites de la creatividad y remodelando la esencia misma de lo que la música puede ser.

Autorretrato expresionista de Arnold Schoenberg
Autorretrato expresionista de Arnold Schoenberg

El preludio del caos: exploración de la atonalidad en la música

Antes de sumergirnos en los entresijos de la atonalidad y la innovación dodecafónica de Arnold Schoenberg, es esencial comprender el preludio de esta revolución musical. La música tradicional se ha regido durante mucho tiempo por la tonalidad, un sistema que establecía una jerarquía de tonos centrada en una tónica. Sin embargo, cuando los artistas buscaron nuevos medios de expresión a finales del siglo XIX y principios del XX, la tonalidad empezó a parecer restrictiva.

Schoenberg, el compositor y teórico musical austriaco, estaba a la vanguardia de este movimiento de alejamiento de la tonalidad. Desafió las normas establecidas y se embarcó en un viaje que cambiaría para siempre el curso de la historia de la música. Al abrazar la atonalidad, Schoenberg hizo añicos las nociones tradicionales de armonía y allanó el camino a una nueva era de exploración sonora.

La evolución de la tradición: la ruptura de Schoenberg con la tonalidad

El alejamiento de Schoenberg de la tonalidad no fue un salto repentino, sino más bien una evolución enraizada en su insatisfacción con las estructuras armónicas convencionales. Trató de liberarse de las limitaciones impuestas por los centros tonales y explorar nuevos ámbitos de expresión musical.

Un momento crucial en la carrera de Schoenberg llegó con su composición «Verklärte Nacht» (Noche transfigurada) en 1899. Aunque todavía se adhería a algunos elementos tonales, esta pieza presagiaba sus futuras exploraciones en la atonalidad. Sentó las bases de lo que se conocería como el periodo «atonal libre» de Schoenberg.

Diseccionando la disonancia: comprender la armonía atonal

La armonía atonal se caracteriza por la ausencia de un centro tonal o tono. En la música tradicional, la disonancia suele resolverse pasando a la consonancia. Por ejemplo, un acorde de séptima construido sobre la dominante (el quinto grado de una escala diatónica) normalmente ‘cae’ sobre la tónica (el primer grado), en lo que se denomina una ‘cadencia perfecta o auténtica’ (por ejemplo, Sol7 – Do). Sin embargo, en la música atonal, la disonancia se abraza, se emancipa y se convierte en parte integrante de la composición.

A primera vista, la música atonal puede parecer caótica o incluso perturbadora para quienes están acostumbrados a las estructuras tonales. Sin embargo, dentro de este paisaje sonoro aparentemente desordenado se esconde un complejo sistema de organización y expresión.

La atonalidad permite a los compositores explorar una amplia gama de emociones y estados de ánimo que podrían no transmitirse fácilmente dentro de los confines de la tonalidad. Schoenberg discutió muchos de estos conceptos en su célebre ‘Tratado de armonía«, un texto que, según su propia declaración, nació de su labor docente y que aborda los diversos conceptos de armonía con amplias discusiones críticas y explicaciones de las razones que pueden justificar ciertas opciones radicales, ajenas a la cultura clásica y conservadora.

Desvelando la técnica de los doce tonos: una revolución en la composición

La técnica de los doce tonos, también conocida como «técnica de los doce tonos organizados en una serie en la que cada nota sólo está relacionada con la siguiente», fue la revolucionaria innovación de Schoenberg que amplió aún más los límites de la composición musical. Este método buscaba crear un énfasis igual en los doce tonos dentro de una octava, eliminando cualquier sentido de jerarquía o centro tonal.

Con la técnica de los doce tonos, Schoenberg pretendía establecer un nuevo sistema que proporcionara a los compositores una mayor libertad al tiempo que mantenía un sentido de la estructura. Cada composición utilizaba los doce tonos en un orden específico denominado fila o serie de tonos. Este enfoque sistemático garantizaba que no se repitiera ningún tono hasta que se hubieran utilizado todos los demás.

Famosa grabación de Glenn Gould basada en música puramente atonal. Destacan especialmente las tres piezas para piano op. 11 de Arnold Schoenberg.
Famosa grabación de Glenn Gould basada en música puramente atonal. Destacan las tres piezas para piano op. 11 de Arnold Schoenberg y la sonata para piano op. 1 de su alumno, Alban Berg.

La sinfonía matemática: análisis de la estructura de líneas de doce tonos

El análisis de la estructura de las líneas de doce tonos revela la precisión matemática que subyace en las composiciones de Schoenberg. Cada secuencia inicial de los doce tonos puede transponerse, invertirse (es decir, en el sentido de invertir los intervalos melódicos entre una nota y la siguiente – una tercera ascendente puede convertirse en una tercera descendente), hacerse retrógrada (es decir, invertirse partiendo de la última nota y llegando a la primera) y, por último, también es posible invertir la retrógrada para crear variaciones manteniendo sus relaciones melódicas y armónicas originales.

Esta compleja manipulación de las secuencias tonales permite intrincados desarrollos musicales y transformaciones motívicas en el transcurso de una pieza. Las composiciones resultantes son ricas en complejidad y ofrecen infinitas posibilidades de exploración e interpretación.

Abrazar el serialismo: el legado de Schoenberg en la música moderna

Las innovadoras técnicas de Schoenberg sentaron las bases del serialismo, un enfoque compositivo que va más allá de la técnica de los doce tonos. El serialismo incluye el uso de secuencias ordenadas no sólo por el tono sino también por otros elementos musicales como el ritmo, la dinámica y el timbre.

El serialismo abrió nuevas vías para que los compositores exploraran y experimentaran con estructuras musicales. Proporcionaba una estructura que permitía una organización compleja al tiempo que dejaba espacio para la expresión y la interpretación individuales.

Más allá de las fronteras: la influencia de la atonalidad en los compositores contemporáneos

El impacto de la atonalidad y la innovación dodecafónica de Schoenberg se extiende mucho más allá de sus propias composiciones. Sus ideas revolucionarias han inspirado a innumerables compositores para ampliar aún más los límites de la música tradicional.

Los compositores contemporáneos siguen inspirándose en las técnicas de Schoenberg, incorporando elementos atonales a sus obras y añadiendo sus propias perspectivas únicas. Esta exploración continua garantiza que el legado de la atonalidad permanezca vivo y relevante en la música moderna.

Reacciones y controversias: el impacto de la revolución musical de Schoenberg

La revolución musical de Schoenberg fue recibida con reacciones encontradas tanto por parte del público (que, como ya se ha mencionado, incluso llegó a las manos y exigió su internamiento en una clínica psiquiátrica) como de los demás músicos. Los tradicionalistas vieron su alejamiento de la tonalidad como una amenaza a las normas establecidas, mientras que otros abrazaron su espíritu innovador.

La polémica rodeó a Schoenberg a lo largo de su carrera, con críticos que cuestionaban la validez y accesibilidad de sus composiciones. Sin embargo, esta resistencia no impidió que él o sus seguidores persiguieran su propia visión artística.

Ecos de la innovación: rastreando el legado de la atonalidad y la técnica dodecafónica

El legado de Schoenberg de la atonalidad y la técnica de los doce tonos puede escucharse en innumerables composiciones de diversos géneros. Desde la música clásica hasta las bandas sonoras de las películas, los ecos de esta revolución musical siguen resonando a través del tiempo.

Compositores como Alban Berg, Anton Webern e Igor Stravinsky (aunque muy tardíamente) se encontraban entre los influidos por las innovaciones de Schoenberg. Sus obras ampliaron aún más los cimientos establecidos por Schoenberg, creando un rico tapiz de exploración e innovación musical.

También cabe mencionar a John Cage, alumno del maestro durante su «exilio» en California (debido a la persecución nazi). Aunque Schoenberg no tenía en gran estima a Cage, éste permaneció muy apegado a sus enseñanzas y, a pesar de su enfoque basado principalmente en el ruido (y su ausencia complementaria), siempre estuvo agradecido a Schoenberg por su contribución al desarrollo de la música occidental.

Reverberación continua: cómo la visión de Schoenberg sigue dando forma a la música

La visión de Schoenberg y su revolucionario enfoque de la música siguen configurando el panorama de la composición contemporánea. Su voluntad de desafiar las normas establecidas y ampliar los límites de la creatividad ha abierto nuevas posibilidades a las futuras generaciones de músicos.

Hoy en día, los compositores se inspiran en la atonalidad y la técnica de los doce tonos de Scheonberg, incorporando estos elementos a sus estilos únicos. El legado de esta revolución musical sigue vivo, recordándonos que la verdadera innovación suele venir de atreverse a romper con la tradición.


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